La revolución del petróleo que cambió el mundo #especial
El 'shale' ha transformado las perspectivas de seguridad energética de EEUU, ha creado cientos de miles de empleos y ha desconcertado a los líderes de países productores de crudo.
El verano pasado, Juan Ramos tenía cuatro trabajos; hoy no desempeña ninguno. Frustrado por un empleo mal remunerado en los seguros de asistencia sanitaria en Florida, se mudó a Williston en Dakota del Norte atraído por las historias sobre el dinero que podía ganarse gracias al petróleo. No tardó en encontrar trabajo como paisajista, vigilante de discoteca y en dos petroleras, pero pronto dejó los otros empleos y se dedicó en exclusiva a uno de los grupos de crudo. En cuatro meses, ganó 25.000 dólares.
Sin embargo, la situación no duró. En enero, la compañía rebajó los salarios a 20 dólares la hora y, poco después, fue despedido. Sigue habiendo cientos de empleos en la industria del petróleo, pero el número de ofertas en la construcción y extracción se ha reducido en un 30%, y ahora las empresas pueden escoger.
Ramos se sintió atraído a Williston por la que tal vez sea la innovación más importante del siglo XXI: la tecnología para extraer petróleo del subsuelo rocoso. La Formación Bakken, que recorre Dakota del Norte hasta Montana y Canadá, es uno de los mayores yacimientos abiertos por esta revolución. Junto a áreas de producción similares de Texas, ha transformado las perspectivas de seguridad energética de Estados Unidos, ha creado cientos de miles de empleos y ha desconcertado a los líderes de países con petróleo.
Pero los productores de petróleo del país se han convertido en víctimas de su propio éxito. En los últimos nueve meses, la oleada de petróleo nuevo ha provocado un colapso del precio del crudo, que cayó de más de 100 dólares el barril el pasado junio a menos de 50 dólares en enero.
El 'Apple del petróleo'
Mark Papa recuerda el preciso instante en el que decidió que tenía que producirse un renacimiento de la industria estadounidense. La compañía que lideró hasta finales de 2013, EOG Resources, ha sido calificada como "el Apple del petróleo" por el analista Paul Sankey por su capacidad para traducir la innovación en un negocio rentable.
EOG fue uno de los primeros en adoptar las innovaciones del veterano de la industria George Mitchell, que permitió por primera vez producir gas no convencional (shale) a precios rentables de formaciones como Barnett Shale, al norte de Texas. Por desgracia, muchas otras compañías hicieron lo mismo.
La revelación de Papa, socio en la actualidad de la firma de capital riesgo Riverstone Holdings, llegó en 2007, mientras participaba en una conferencia de Goldman Sachs con varios rivales de EOG, escuchándoles hablar sobre los vastos descubrimientos de gas y sus perspectivas de crecimiento rápido.
"Pensé: el precio del gas en Norteamérica está a punto de desplomarse para los próximos 30 o 40 años", explica Papa. En octubre de ese año, en la junta anual de divisiones de EOG, detalló las implicaciones de este presagio. "Tenéis que volver a vuestras divisiones y decirles a vuestros geólogos que dejen de buscar gas, y busquen de inmediato petróleo".
La ciencia del 'shale'
Cuando se mira a las formaciones de rocas compactas, parece inconcebible que pueda fluir petróleo de ellas. Todo cambió gracias a los avances logrados con dos tecnologías entre los años 90 y la primera década de este siglo, aunque inicialmente sólo para el gas. La fracturación hidráulica (la inyección de una mezcla de agua, arena y productos químicos a alta presión en el subsuelo) rompe la roca para liberar el gas. La perforación horizontal (la excavación de un pozo vertical de 1,6 km o más y luego de otro lateral de igual longitud) expuso un área de roca mucho mayor. El perfeccionamiento y la combinación de ambas transformaron la viabilidad comercial del shale.
Pero, pese a convertirse en una realidad para el gas, la industria sostenía que no podría hacerse lo mismo con el petróleo, debido a que sus moléculas son mucho más grandes que las del gas y no pueden filtrarse por los poros de la roca. Sin embargo, EOG estudió las rocas mediante escáneres y concluyó que los espacios porosos bastaban para que el petróleo fluyera a través de ellos.
Pese a sus reservas, los geólogos de EOG empezaron a buscar petróleo, y encontraron el yacimiento de Eagle Ford al sur de Texas. Se sabía que la formación contenía mucho petróleo, pero otras compañías no encontraban formas viables de extraerlo. EOG perforó su primer pozo allí a principios de 2009 usando las técnicas de perforación horizontal y fracturación hidráulica. Los resultados fueron espectaculares. Un año después, EOG comunicó a los inversores que había encontrado reservas de unos 900 millones de barriles de crudo.
Mientras EOG se preparaba para perforar su primer pozo de petróleo en Eagle Ford, otra compañía llamada Brigham Exploration estaba transformando las perspectivas para Bakken, unos 2.000 kilómetros al norte. Desde 1987, las compañías han perforado pozos horizontales para explotar la formación Bakken, pero con un éxito limitado. A finales de 2008, Brigham experimentó con un pozo en Bakken llamado Brad Olson 10-15 #1H. El plan era perforar un largo pozo horizontal, de unos 3.000 metros, y fracturarlo en 20 fases, permitiendo aplicar la fuerza con más precisión. Mientras que otros pozos de la zona producían unos 240 barriles al día cuando empezaron, el pozo Olson registró una producción inicial de más de 1.400 barriles al día.
Las innovaciones son difíciles de proteger en la industria del petróleo, y el éxito de Brigham no tardó en ser emulado. El número de plataformas petrolíferas en Dakota del Norte se duplicó entre mayo y diciembre de 2009, de 35 a 75, y nuevamente a 173 a finales de 2010.
El colapso del precio
Entre los años 2010 y 2015, la producción estadounidense de petróleo creció de una forma que tiene pocos paralelismos en la historia de esta industria. En 2009, la media era de 5,4 millones de barriles de crudo al día. El mes pasado, ascendía a 9,4 millones.
Desde 2011 al verano de 2014, el flujo de petróleo de Estados Unidos se vio compensado en los mercados mundiales por los problemas de suministro en otros países, debido a sucesos como la guerra civil en Libia o las sanciones impuestas a Irán por su programa nuclear. Pero el verano pasado, el equilibrio en el mercado empezó a cambiar. La producción estadounidense crecía más de lo previsto, al tiempo que la demanda global flaqueaba, debido en parte a la ralentización de China.
Cuando Arabia Saudí, el miembro más influyente de la OPEP, el cártel de productores de petróleo, advirtió de que no reduciría su producción para sostener los precios, encendió la mecha. Los precios de desplomaron y gran parte de la producción estadounidense de shale gas se volvió poco rentable.
En los primeros días del boom del shale, fueron las empresas más pequeñas, como EOG y Brigham, las que innovaron. Ahora, Statoil y otras grandes compañías tienen que ser igual de creativas, para perforar más pozos con cada plataforma, y extraer una mayor cantidad de crudo de cada uno de ellos. La aparición de nuevas tecnologías es constante: nuevos fluidos de fracturación, mejores perforadoras, más sensores que aporten datos sobre el interior del pozo, y más capacidad de procesamiento informático para analizar los datos y tomar decisiones sobre dónde perforar el siguiente pozo.
Harold Hamm, de Continental Resources, espera que el petróleo se recupere, pero cree que el repunte será limitado. "Tal vez lleguemos a 75 u 80 dólares, pero no tendremos los 120-130 dólares que quieren los saudíes".
Inestabilidad global
El boom del crudo en Estados Unidos ha tenido profundas implicaciones para el resto del mundo, estimulando el crecimiento económico y aumentando la influencia global de Washington. Daniel Yergin, vicepresidente de la firma de investigación IHS, expone que fue fundamental para presionar a Irán y que negociase un acuerdo sobre su programa nuclear. Las sanciones internacionales surtieron efecto porque los mercados eran conscientes de que el aumento de la producción en Estados Unidos proporcionaría una fuente de suministro alternativa.
Pero si el precio internacional del petróleo no alcanza un nuevo techo en torno a 80 dólares el barril, los países que necesitan un coste más alto para equilibrar sus presupuestos sufrirán presiones financieras cada vez mayores. En el pasado, los periodos de caídas o bajos precios del petróleo han contribuido a la agitación política, como la revolución iraní de 1979, el colapso de la Unión Soviética de los 80 y principios de los 90, y las elecciones de 1998 que dieron la presidencia de Venezuela a Hugo Chávez.
Traducción: Ricardo Retamal
POR ED CROOKS FINANCIAL TIMES
El verano pasado, Juan Ramos tenía cuatro trabajos; hoy no desempeña ninguno. Frustrado por un empleo mal remunerado en los seguros de asistencia sanitaria en Florida, se mudó a Williston en Dakota del Norte atraído por las historias sobre el dinero que podía ganarse gracias al petróleo. No tardó en encontrar trabajo como paisajista, vigilante de discoteca y en dos petroleras, pero pronto dejó los otros empleos y se dedicó en exclusiva a uno de los grupos de crudo. En cuatro meses, ganó 25.000 dólares.
Sin embargo, la situación no duró. En enero, la compañía rebajó los salarios a 20 dólares la hora y, poco después, fue despedido. Sigue habiendo cientos de empleos en la industria del petróleo, pero el número de ofertas en la construcción y extracción se ha reducido en un 30%, y ahora las empresas pueden escoger.
Ramos se sintió atraído a Williston por la que tal vez sea la innovación más importante del siglo XXI: la tecnología para extraer petróleo del subsuelo rocoso. La Formación Bakken, que recorre Dakota del Norte hasta Montana y Canadá, es uno de los mayores yacimientos abiertos por esta revolución. Junto a áreas de producción similares de Texas, ha transformado las perspectivas de seguridad energética de Estados Unidos, ha creado cientos de miles de empleos y ha desconcertado a los líderes de países con petróleo.
Pero los productores de petróleo del país se han convertido en víctimas de su propio éxito. En los últimos nueve meses, la oleada de petróleo nuevo ha provocado un colapso del precio del crudo, que cayó de más de 100 dólares el barril el pasado junio a menos de 50 dólares en enero.
El 'Apple del petróleo'
Mark Papa recuerda el preciso instante en el que decidió que tenía que producirse un renacimiento de la industria estadounidense. La compañía que lideró hasta finales de 2013, EOG Resources, ha sido calificada como "el Apple del petróleo" por el analista Paul Sankey por su capacidad para traducir la innovación en un negocio rentable.
EOG fue uno de los primeros en adoptar las innovaciones del veterano de la industria George Mitchell, que permitió por primera vez producir gas no convencional (shale) a precios rentables de formaciones como Barnett Shale, al norte de Texas. Por desgracia, muchas otras compañías hicieron lo mismo.
La revelación de Papa, socio en la actualidad de la firma de capital riesgo Riverstone Holdings, llegó en 2007, mientras participaba en una conferencia de Goldman Sachs con varios rivales de EOG, escuchándoles hablar sobre los vastos descubrimientos de gas y sus perspectivas de crecimiento rápido.
"Pensé: el precio del gas en Norteamérica está a punto de desplomarse para los próximos 30 o 40 años", explica Papa. En octubre de ese año, en la junta anual de divisiones de EOG, detalló las implicaciones de este presagio. "Tenéis que volver a vuestras divisiones y decirles a vuestros geólogos que dejen de buscar gas, y busquen de inmediato petróleo".
La ciencia del 'shale'
Cuando se mira a las formaciones de rocas compactas, parece inconcebible que pueda fluir petróleo de ellas. Todo cambió gracias a los avances logrados con dos tecnologías entre los años 90 y la primera década de este siglo, aunque inicialmente sólo para el gas. La fracturación hidráulica (la inyección de una mezcla de agua, arena y productos químicos a alta presión en el subsuelo) rompe la roca para liberar el gas. La perforación horizontal (la excavación de un pozo vertical de 1,6 km o más y luego de otro lateral de igual longitud) expuso un área de roca mucho mayor. El perfeccionamiento y la combinación de ambas transformaron la viabilidad comercial del shale.
Pero, pese a convertirse en una realidad para el gas, la industria sostenía que no podría hacerse lo mismo con el petróleo, debido a que sus moléculas son mucho más grandes que las del gas y no pueden filtrarse por los poros de la roca. Sin embargo, EOG estudió las rocas mediante escáneres y concluyó que los espacios porosos bastaban para que el petróleo fluyera a través de ellos.
Pese a sus reservas, los geólogos de EOG empezaron a buscar petróleo, y encontraron el yacimiento de Eagle Ford al sur de Texas. Se sabía que la formación contenía mucho petróleo, pero otras compañías no encontraban formas viables de extraerlo. EOG perforó su primer pozo allí a principios de 2009 usando las técnicas de perforación horizontal y fracturación hidráulica. Los resultados fueron espectaculares. Un año después, EOG comunicó a los inversores que había encontrado reservas de unos 900 millones de barriles de crudo.
Mientras EOG se preparaba para perforar su primer pozo de petróleo en Eagle Ford, otra compañía llamada Brigham Exploration estaba transformando las perspectivas para Bakken, unos 2.000 kilómetros al norte. Desde 1987, las compañías han perforado pozos horizontales para explotar la formación Bakken, pero con un éxito limitado. A finales de 2008, Brigham experimentó con un pozo en Bakken llamado Brad Olson 10-15 #1H. El plan era perforar un largo pozo horizontal, de unos 3.000 metros, y fracturarlo en 20 fases, permitiendo aplicar la fuerza con más precisión. Mientras que otros pozos de la zona producían unos 240 barriles al día cuando empezaron, el pozo Olson registró una producción inicial de más de 1.400 barriles al día.
Las innovaciones son difíciles de proteger en la industria del petróleo, y el éxito de Brigham no tardó en ser emulado. El número de plataformas petrolíferas en Dakota del Norte se duplicó entre mayo y diciembre de 2009, de 35 a 75, y nuevamente a 173 a finales de 2010.
El colapso del precio
Entre los años 2010 y 2015, la producción estadounidense de petróleo creció de una forma que tiene pocos paralelismos en la historia de esta industria. En 2009, la media era de 5,4 millones de barriles de crudo al día. El mes pasado, ascendía a 9,4 millones.
Desde 2011 al verano de 2014, el flujo de petróleo de Estados Unidos se vio compensado en los mercados mundiales por los problemas de suministro en otros países, debido a sucesos como la guerra civil en Libia o las sanciones impuestas a Irán por su programa nuclear. Pero el verano pasado, el equilibrio en el mercado empezó a cambiar. La producción estadounidense crecía más de lo previsto, al tiempo que la demanda global flaqueaba, debido en parte a la ralentización de China.
Cuando Arabia Saudí, el miembro más influyente de la OPEP, el cártel de productores de petróleo, advirtió de que no reduciría su producción para sostener los precios, encendió la mecha. Los precios de desplomaron y gran parte de la producción estadounidense de shale gas se volvió poco rentable.
En los primeros días del boom del shale, fueron las empresas más pequeñas, como EOG y Brigham, las que innovaron. Ahora, Statoil y otras grandes compañías tienen que ser igual de creativas, para perforar más pozos con cada plataforma, y extraer una mayor cantidad de crudo de cada uno de ellos. La aparición de nuevas tecnologías es constante: nuevos fluidos de fracturación, mejores perforadoras, más sensores que aporten datos sobre el interior del pozo, y más capacidad de procesamiento informático para analizar los datos y tomar decisiones sobre dónde perforar el siguiente pozo.
Harold Hamm, de Continental Resources, espera que el petróleo se recupere, pero cree que el repunte será limitado. "Tal vez lleguemos a 75 u 80 dólares, pero no tendremos los 120-130 dólares que quieren los saudíes".
Inestabilidad global
El boom del crudo en Estados Unidos ha tenido profundas implicaciones para el resto del mundo, estimulando el crecimiento económico y aumentando la influencia global de Washington. Daniel Yergin, vicepresidente de la firma de investigación IHS, expone que fue fundamental para presionar a Irán y que negociase un acuerdo sobre su programa nuclear. Las sanciones internacionales surtieron efecto porque los mercados eran conscientes de que el aumento de la producción en Estados Unidos proporcionaría una fuente de suministro alternativa.
Pero si el precio internacional del petróleo no alcanza un nuevo techo en torno a 80 dólares el barril, los países que necesitan un coste más alto para equilibrar sus presupuestos sufrirán presiones financieras cada vez mayores. En el pasado, los periodos de caídas o bajos precios del petróleo han contribuido a la agitación política, como la revolución iraní de 1979, el colapso de la Unión Soviética de los 80 y principios de los 90, y las elecciones de 1998 que dieron la presidencia de Venezuela a Hugo Chávez.
Traducción: Ricardo Retamal
POR ED CROOKS FINANCIAL TIMES
La revolución del petróleo que cambió el mundo #especial
Reviewed by luis
on
5/03/2015
Rating: