Todo Oriente Medio es un polvorín a punto de estallar

Guerrilleros sunnitas advirtieron sobre ataques a cristianos en El Líbano. Suicidas quieren entrar en Bagdad.Arabia Saudí envió 30.000 soldados a su frontera con Irak. Sigue ampliando su territorio el Estado Islámico.

Medio Oriente es un caos. Ayer, el brazo armado de Hamás advirtió a Israel sobre una nueva intifada si Tel Aviv cumple su promesa de una nueva intervención militar en la zona para vengar la muerte de tres jóvenes judíos a manos de guerrilleros palestinos.

Justamente un nuevo grupo ilegal palestino se adjudicó ayer el asesinato de los tres chicos.

Mientras tanto, los disturbios se repitieron en Jerusalén Este entre ciudadanos palestinos y policías israelíes bien armados.

Por su parte, los sunnitas radicales del Estado Islámico, autoproclamado la semana pasada en parte de Siria y de Irak, informaron que ya dominan una superficie que es igual a cinco veces la extensión total del Líbano.

Como si todo esto fuera poco, se supo que estos extremistas ya reclutaron a medio millar de suicidas, que están esperando la orden para entrar en Bagdad a sangre y fuego, la capital del castigado país árabe.

Además, el presidente de la autonomía kurda de Irak, Masud Barzani, volvió a reclamar ayer una fecha cierta para realizar un referéndum independentista en esa porción del territorio iraquí.

Cabe señalar sobre el particular que los kurdos son una población de poco más de 22 millones de almas, que no tienen patria, pero que viven esparcidos en un territorio de 400.000 kilómetros cuadrados que abarca parte de Turquía, Siria, Irak e Irán.

Esa gente nunca dejó de reclamar un territorio propio, igual que hacen los palestinos desde que dos millones de ellos fueran desalojados de las tierras que ocuparan secularmente para dar lugar a la creación del estado de Israel.

Por último, un país que se mantuvo aparentemente neutral hasta el momento, el poderosísimo reino de Arabia Saudita, informó que envió ayer un contingente de alrededor de 30.000 efectivos para cubrir los 800 kilómetros de extensión que tienen de frontera con Irak.

En realidad, ese movimiento armado fue justificado por los reyes sunnitas como de protección a su propio territorio, pero se trata nada más que de un movimiento de pinzas contra la autoridades chiíta instaurada en Irak, que justamente es combatida por sunnitas extremistas que son financiados por los sudíes.

No hay un solo pedazo de tierra en el Levante que no esté convulsionado y amenace con empeorar.

Hay que señalar que en toda la zona hay innumerables campos de refugiados, que suman más de cuatro millones en total, y que reconocen distintos orígenes.

Un grupo grande, instalado en Siria, pertenece a la Palestina ocupada por Israel. Pero desde que comenzó la guerra civil en Siria, esos desplazados, que recibían asistencia de forma más o menos regular, comenzaron a padecer escasez alimentaria y de medicamentos sin que haya miras de poder solucionar el problema.

Por su parte, la guerra civil contra el presidente Al Assad desplazó a millones de sirios fuera del territorio y también dentro del país.

Ultimamente, ciudadanos iraquíes se vieron también obligados a huir de la zona norte, a partir del dominio que fueron extendiendo sobre esa fracción los guerrilleros sunnitas.

La crisis humanitaria es imparable y a nadie se le escucha hablar de otra cosa que no sea de guerra.

Lo más grave es que nadie se atreve a reconocer que la razón última de tanto desbarajuste, aparte de las apetencias políticas, están relacionadas con el dominio del petróleo.

Fuente: www.eltribuno.info