La trampa de las ideologías #Especial @DoubleplusUT
Fue Marx quien llevó la tesis liberal hasta sus últimas consecuencias lógicas y, desde él, liberales y marxistas resultan paradojicamente similares -¿iguales?- en su contradicción. Expliquemos. El liberalismo asume que, en la sociedad, todo depende de la tasa privada de ganancia, siendo que ésta, en realidad, es sólo un momento de lo económico que, a su vez, apenas es un momento de lo social; el marxismo responde que tal tasa debe suprimirse, porque en ella se expresa la esencia de la explotación, punto final de una sociedad dividida en clases.
La polémica alcanza su grado máximo en la idea de “propiedad”, que las ideologías asumen como causa suficiente de sus respectivas cadenas argumentativas. Si así fuera, la propiedad sería explicación eficiente de todo: suma felicidad, según el liberalismo; o suma desgracia, para el marxismo. Son, pues, causalistas -una sola causa-; deterministas -la propiedad determina todo-; positivistas -una ley inapelable-; y reduccionistas, pues ambas ideologías creen ciegamente en una receta “todo o nada”. He aquí cómo nos llevan a la guerra a muerte entre las clases. Es la trampa liberal-marxista en la que cayó la sociedad por imposición del pensamiento positivista y reduccionista “moderno”.
La verdad es que, en este caso, la contradicción no funciona como ellas proponen, pues ni la propiedad resuelve todo, ni es eliminable: no es causa única, sino condición “acompañante” del asunto, condición necesaria, más no suficiente: la libertad es siempre más. Si usted deja la propiedad de su cuenta y se sienta a esperar que la sociedad “sea feliz”, hará el ridículo; y si, al contrario, la suprime, verá cómo se corrompe hasta quedar secuestrada por un déspota y su clan de bandidos. Desde los antiguos se sabe algo que las ideologías buscan ignorar para desgracia de la humanidad: que las antítesis no siempre se contradicen. Así pues, el reto es salir de la trampa de las ideologías y entender que el uso lógico de la lógica exige algo más que la lógica.
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
@DoubleplusUT
En la Web:
La polémica alcanza su grado máximo en la idea de “propiedad”, que las ideologías asumen como causa suficiente de sus respectivas cadenas argumentativas. Si así fuera, la propiedad sería explicación eficiente de todo: suma felicidad, según el liberalismo; o suma desgracia, para el marxismo. Son, pues, causalistas -una sola causa-; deterministas -la propiedad determina todo-; positivistas -una ley inapelable-; y reduccionistas, pues ambas ideologías creen ciegamente en una receta “todo o nada”. He aquí cómo nos llevan a la guerra a muerte entre las clases. Es la trampa liberal-marxista en la que cayó la sociedad por imposición del pensamiento positivista y reduccionista “moderno”.
La verdad es que, en este caso, la contradicción no funciona como ellas proponen, pues ni la propiedad resuelve todo, ni es eliminable: no es causa única, sino condición “acompañante” del asunto, condición necesaria, más no suficiente: la libertad es siempre más. Si usted deja la propiedad de su cuenta y se sienta a esperar que la sociedad “sea feliz”, hará el ridículo; y si, al contrario, la suprime, verá cómo se corrompe hasta quedar secuestrada por un déspota y su clan de bandidos. Desde los antiguos se sabe algo que las ideologías buscan ignorar para desgracia de la humanidad: que las antítesis no siempre se contradicen. Así pues, el reto es salir de la trampa de las ideologías y entender que el uso lógico de la lógica exige algo más que la lógica.
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
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Reviewed by Anónimo
on
7/17/2016
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