Venezuela: el socialismo del siglo xxi y la enfermedad holandesa como estrategia económica. @DoublePlusUT #especial


Sumario:

Introducción
Marco teórico y contexto
La enfermedad holandesa y la economía venezolana
La respuesta del socialismo del siglo XXI

1. Introducción

Venezuela es un país petrolero, que además vive del petróleo. Se trata de un tema muy antiguo que desde aquella discutida consigna que debemos a Arturo Uslar Pietri, “sembrar el petróleo”, atormenta a políticos e intelectuales y somete al país a una realidad que, paradójicamente, aún le es extraña pues no sabe qué y cómo hacer algo eficaz con ella más allá de hundirse más y más en ese “excremento del diablo”, parafraseando a otro importante personaje vinculado al tema, Juan Pablo Pérez Alfonzo. El tema es complejo y muy complejo y no puede despacharse con fórmulas.

Hasta junio de 2014, Venezuela producía aproximadamente 2.400.000 bdp[i] y exportaba aproximadamente 1.900.000, equivalentes a $69.0 miles de millones al año. Aproximadamente unos 500.000 bdp o $19.0 miles de millones no ingresaban en la práctica. De la exportación total, se enviaban a China, al menos 200.000 bdp o $7.0 miles de millones, no se cobraban por constituir el repago anual del préstamo chino rotatorio. El acuerdo de Petrocaribe impedía que se cobrarán otros 250.000 bdp o $9.0 miles de millones al año. Exclúase ademas el equivalente en bdp que respondían al pago por “servicios profesionales” a Cuba por la Misión Barrio Adentro, unos 200.000 bdp o $7.0 miles de millones anuales. Con todo lo cual, aquellos 69.0 miles de millones se reducían a unos $46.00 miles de millones anuales. Esta cifra era “muy parecida” a la que entregaba Pdvsa al BCV[ii].

Las relaciones entre la energía y la sociedad moderna tienen relevancia por variadas razones, no solamente económicas. Aquella puede representar hasta el 50% de los costos de producción de la agroindustria y la manufactura[iii], así como unos buenos puntos del PIB de cualquier país. Según informes del FMI, Venezuela, por ejemplo, destinaba en 2014, 5,58 puntos del PIB a subsidiar su mercado interno de gasolina, y si se añaden los subsidios al servicio eléctrico y al gas natural alcanzaban los 7,19 puntos; y no se desprecien estos porcentajes por “pequeños” porque países desarrollados, Noruega, por ejemplo, dedican porcentajes menores de su PIB a la educación[iv]; si se suman todos los subsidios venezolanos a la energía, éstos conformaban para 2014 el 28,35% de los ingresos del gobierno. Sólo estos datos dan para polémicas interminables. Si tomamos por buenas las cifras del gobierno, Venezuela registró un PIB en 2012 de $400.0 miles de millones[v]. Pues bien, el 7,19% de esta cifra es $28.76 miles de millones[vi]. Monto este superior a las reservas internacionales del país[vii]. Si en 2012 los ingresos de Pdvsa alcanzaron $125.0 miles de millones[viii] y esta empresa tuvo una utilidad neta del 3%, entonces el subsidio es casi 8 veces esta utilidad. En 2012, el gobierno dedicó menos  del 1% del PIB a la educación superior, o sea que el subsidio es más de siete veces mayor. Como usted quiera verlo, no es poca cosa y nada de esto es lo más importante como esperamos mostrar a continuación.

La energía es a la vez mercancía de consumo final y mercancía de consumo intermedio, esto es, en los términos de Piero Sraffa[ix], mercancía a partir de la cual se producen otras mercancías y en su caso todas las otras mercancías, o casi. Por lo tanto, cuando se mueve su precio se altera simultáneamente la demanda y la oferta agregada de la economía, así como los precios relativos de todos los bienes. Este detalle anuncia problemas teóricos muy difíciles y esto tanto para liberales como para marxistas.

A corto plazo el precio de la energía determina en forma crucial el ingreso real del consumidor y a largo plazo la estructura económica del sistema productivo en su conjunto. Por eso la economía es tan sensible al precio de la energía; y es que, en general, el tema energético es altamente sensible. Lo vimos en el último tercio del siglo xx pasado, con las crisis petroleras de 1973, 1979 y 2000. Vimos cómo el impacto de los precios determinó cambios drásticos en la distribución del ingreso mundial y a mayor plazo modificó la estructura misma de la industria, la oferta y el consumo a gran escala; y, en fin,  la economía toda. Lo hemos constatado también a nivel local con la crisis política venezolana de 1993 o con la muy actual crisis ucraniana: en el caso de Venezuela un incremento en el precio interno de la gasolina y en el de Ucrania, en plena evolución, un acuerdo energético internacional, se tradujo en ambos casos, funcionó como disparador, de sendas conmociones sociales.

Ahora, el gobierno venezolano plantea la necesidad de aumentar el precio de la gasolina que se vende en el país apenas por algo más de 1 centavo de dólar -$ 0.0153- por litro. Precio absurdo, que ni siquiera cubre “el margen de comercialización del expendedor”[x]. Sobre estos asuntos trataremos en este aporte intentando vincularlos con nuestra materia, para lo cual debemos ubicar el tema antes en un contexto más general.

Para el primer semestre de 2013, el costo de producción de un barril de crudo para Pdvsa fue de $10.8 y de un barril refinado de $16.42, a puerta de refinería. Al tipo de cambio oficial de Bs/$ 6.30, el costo en bolívares de ese barril es de Bs. 0,65 por litro y si se incluyen el transporte y la comercialización, “el costo total de producción de un litro de combustible hasta la bomba sería de unos Bs. 0,83 por litro”. Sin embargo, Ramírez, ministro del área, declaró que el costo interno de producción estaba entre Bs. 2,40 y Bs. 2,70 por litro y que estos valores serían la meta del precio de la gasolina que se fijará el gobierno. Ya sabemos que Ramírez no está al frente de la economía, pero los problemas sí siguen allí. La diferencia la hacen los 110.000 bdp de gasolina y derivados que Pdvsa importa para suplir el mercado interno y que significaron $4.7 miles de millones aproximadamente a precios actuales[xi].

Según Ramírez, “para equiparar los precios finales a los costos de producción habría que aplicar un incremento de 2.300 por ciento”. Esto llevaría el pago del consumidor por un tanque promedio de gasolina, de 91 o 95 octanos, a más de Bs. 100,00 desde los Bs. 4,34 actuales[xii].

2. Marco teórico y contexto

Dentro del mercado energético, el combustible de origen petrolero ocupa desde el siglo xx el lugar predominante entre todas las fuentes modernas de energía. Las otras son el carbón, igualmente fósil, la energía nuclear y las energías renovables. Los procesos de sustitución masiva entre unas y otras, particularmente respecto al petróleo, aún están por verse y la proyección mundial es que la demanda mundial de petróleo seguirá aumentando por años. Esto no es ningún consuelo para los exportadores de petróleo y, al contrario, supone retos impostergables.

La industria petrolera es a la vez altamente productiva y muy poco empleadora del factor trabajo[xiii]. Esta condición, aunada al hecho “natural” que define al petróleo como “renta”, si además, como ocurre en el caso de los llamados países petroleros, representa una participación dominante en la formación del producto, el ingreso y las exportaciones del país, termina configurando un cierto tipo de economía que desafía –como si hicieran falta más desafíos– todo el marco teórico de la economía política.

Expresiones como país petrolero, enfermedad holandesa, economía dual, subsidio cruzado, tipos de cambio, sobre y subvaluación, renta, valor y riqueza e incluso la definición y diferenciación entre capitalismo convencional y capitalismo “rentístico”, son todos términos que se han redefinido o requieren definición gracias a la aparición y creciente importancia de la industria petrolera a nivel mundial. No hay nada resuelto a nivel teórico y político en estas materias y en Venezuela, como veremos, menos aún[xiv].

El problema teórico de la renta es muy antiguo, se encuentra en el origen mismo de la economía política –y antes si uno mira bien– y enraíza en el núcleo más problemático de las teorías del valor que la “teoría económica” moderna, en su fiebre positivista, creyó superadas y por lo cual está pagando un alto precio del cual casi nunca se muestra consciente, pero que está en la base del  fracaso de las ya avejentadas teorías marginalistas. En cuanto a la teoría económica marxista, una reflexión que merecería un mejor destino, no es más que un cascarón vacío actualmente.

¿Qué es la renta? ¿Forma parte del producto y su valor? ¿O no? ¿Es una apropiación de la plusvalía que produce otro factor, en este caso el trabajo? ¿Y, cómo? Un liberal se verá tentado a considerarla como parte del costo y formando parte del valor mientras un marxista considerará que es una apropiación de la plusvalía. Ambos cediendo a sus respectivas posturas ideológicas. Sin embargo, si ese liberal defiende los intereses de los países importadores de combustible o de las grandes empresas privadas que explotan el negocio, verá cómo “su” posición teórica puede terminar perjudicándolo. A su vez, ese marxista desprevenido verá que si es que tiene razón entonces no tiene argumentos para, si está defendiendo las posiciones de los países productores y exportadores de petróleo, justificar la imposición de regalías y participaciones que excedan ciertos límites. No podemos extendernos aquí con esta discusión que es fundamental, pero la agregamos para dejar clara la necesidad de reflexión en materias medulares de la economía política. Nos estamos refiriendo claramente a una necesaria retoma de la reflexión acerca de las teorías del valor.

Concluyamos muy provisionalmente este marco general, antes de entrar al caso venezolano, añadiendo que para un país mono productor, mono exportador de un producto transable en el mercado capitalista mundial cuya producción, a la vez, como anotamos arriba, no es altamente empleadora de mano de obra y que goza de altísima rentabilidad, la situación resultante es asimilable a la llamada “enfermedad holandesa”.

3. La enfermedad holandesa y la economía venezolana

Pero, ¿qué es la enfermedad holandesa? Se refiere este “mal” a los efectos paradójicos y perjudiciales que provoca un incremento apreciable de los ingresos en divisas de un país sobre el valor de la moneda de ese país y su industria interna, cuando aquel aumento es ocasionado por una contingencia, descubrimiento o  actividad ajena al resto de la actividad productiva. La consecuencia es que el resto de los sectores pierden toda competitividad externa[xv]

Si aplicamos el esquema anterior a la situación venezolana, es fácil notar que el sector no petrolero se encuentra en una posición muy comprometida para convivir con la tendencia permanente de la economía petrolera a revaluar el bolívar. Esta es la situación.

Agreguemos que, además, en el caso venezolano no se trata de una contingencia o fenómeno temporal, pues el petróleo representa una renta constante y, en todo caso, de muy largo plazo. Un ingrediente permanente de la economía.

La pregunta crucial para Venezuela es: ¿está condenada a padecer el mal holandés para siempre?

Téngase en cuenta que el petróleo es un recurso agotable y sustituible; y téngase también en cuenta que esa economía estaría sujeta a las fluctuaciones del resto de la economía mundial en un grado de dependencia igual a uno, es decir, del 100%. Dos razones suficientemente pesadas como para convencer a cualquiera de la necesidad de conseguir la cura.

Hay otro problema “técnico” por resolver: consiste en cómo completar el circuito económico de la renta, pues esas divisas no tienen contrapartida en la producción interna de bienes y servicios, entonces, ¿qué hacer, cómo y cuándo para que circulen dentro de la economía? Y, sobre todo, ¿quién lo hará?

4. La respuesta del socialismo del siglo xxi

Las interrogantes que plantea la enfermedad holandesa son interminables: ¿se debe subsidiar todo? ¿Nada? ¿Unos bienes sí y otros no? ¿Cuáles? ¿En qué grado? ¿Para siempre? ¿Hasta cuándo? ¿Cómo hacer eso? ¿Quién debe hacerlo? Es aquí donde comienza a perfilarse el núcleo del problema y la discusión que queremos plantear en el caso venezolano y el actual gobierno.

La cualidad central del discurso del socialismo del siglo xxi, aunque jamás se ha definido, ha sido el discurso por la independencia, la superación del capitalismo, la liberación del imperialismo norteamericano, la “soberanía de la patria” y el socialismo; el proyecto se sostiene en la convivencia de una supuesta coordinación cívico – militar, que en realidad consiste en la dominación militar de la sociedad. Aunque se pretende presente, la filosofía marxista es empleada con un criterio utilitarista para apuntalar sectores del discurso, al igual que se hace con el cristianismo y otras religiones; se trata de elementos sobre todo ideológicos que degradan los aspectos teóricos y políticos. Respecto a la supuesta teoría económica marxista, lo hemos dicho, es un conjunto vacío, ahí los marxistas modernos no son capaces de generar nada, mucho menos este gobierno. El socialismo del siglo xxi ha secuestrado nominalmente estos discursos para armar el conjunto de las significaciones imaginarias sociales de su dominación. La democracia no aparece por ningún lado, salvo como mención –infaltable en todo proyecto totalitario– de “democracia participativa y protagónica”, una modalidad que en realidad enmascara el secuestro de todas las libertades y la asfixia total de toda ciudadanía.

Por imposible y contradictoria que pueda parecer, la articulación de lo económico con lo social y lo político en este proyecto se sustenta en su convivencia activa con la enfermedad holandesa y para nada en la cura del mal; la enfermedad es más bien alentada y usada como formando parte central de la estrategia de dominación. No es otra la conclusión que puede extraerse después de 16 años. El proyecto de sociedad que se busca requiere un país sometido al “mal holandés”, controlable para siempre; y es precisamente esto último lo que se busca: el control de toda la sociedad. La  economía  aquí no interesa sino como manera de financiar el proyecto totalitario. Se trata para el gobierno de un “problema administrativo” y no de “economía política”; otra cosa por discutir es si, además, el propio proyecto contenga en sí mismo todos los elementos que lo hacen inviable aún en su perfil administrativo, pero este es otro aspecto que, decimos, merece un estudio aparte. Sobra decir que todo es soportado por la chequera petrolera y depende del capitalismo internacional. El gobierno por el día vocifera contra el capitalismo mientras por la noche reza por su expansión y su éxito, como único mecanismo que “haría” posible el financiamiento de su proyecto. Acerquémonos a una lista parcial de resultados económicos de este gobierno para ver cómo se manifiesta en la práctica lo que decimos.

Durante estos diez y seis años, la producción petrolera se ha reducido en 500 mbd mientras, a contrapelo, las exportaciones petroleras que antes representaban el 68,8% del total exportado ahora alcanzan 96,3%[xvi]; el 70% del gasto corriente del gobierno central se dedica al gasto salarial[xvii]; el gobierno ha expropiado más de 1.100 empresas y han desaparecido más de 5.000; se ha favorecido la producción agrícola e industrial de otros países[xviii], así como a sus empresarios; se contratan servicios profesionales de otros países[xix] mientras excelentes profesionales venezolanos se desemplean, sub emplean o emigran; se regalan recursos valiosos mientras hacen falta en Venezuela[xx]; se estrangula a la universidad pública autónoma; 80% de la  población ocupada gana el salario mínimo, el 42% trabaja en el sector informal[xxi]; el gobierno distribuye -¿acaso pronto habrá que decir “distribuía”?- misiones sociales como vulgares mecanismos de reparto que hacen parte de la “burbuja” holandesa, mientras alienta la pasividad y la entrega; se alienta la fuga de divisas baratas favoreciendo a países e industrias extranjeras[xxii]; como quiera que la chequera petrolera no es suficiente, el gobierno se financia en el mismo marco del sistema capitalista que dice combatir. Mismo sistema donde “goza” del segundo peor lugar –lo supera Argentina– como país de riesgo para el capital internacional y por cuyo financiamiento paga puntual y disciplinadamente sus préstamos a una tasa de interés 9,61 puntos más cara que cualquier país promedio; tasa que hoy se habría disparado a niveles insostenibles y que harán imposible cualquier financiamiento venezolano en el mercado internacional. En fin, la lista podría ser, otra vez, interminable.

Además, el gobierno cree y afirma abiertamente, en un despliegue sin igual de ignorancia histórica e indigencia teórica, que debe concentrar toda la producción y el empleo nacional, desde el petróleo hasta la venta de electrodomésticos, empanadas y arepas; es un propósito absurdo, ridículo y estúpido desde el punto de vista económico, pero ocurre que es a la vez un requisito indispensable para luego hacer posible la distribución de la renta  “holandesa” entre una masa de habitantes despojados de cualquier otra posibilidad y sometidos al gobierno. No por casualidad el modelo de “socialismo” que sigue es el cubano y no el noruego o el brasileño.

Debe notarse que nos encontramos ya de lleno en el caso venezolano: una economía con el mal holandés, estatizada, con un gobierno militar autoritario, que se ha propuesto eliminar toda iniciativa ciudadana y que, es indispensable añadir, lejos de buscar la autonomía nacional lo que ha hecho es redefinir los polos de su dependencia económica y política externa y acentuar esta dependencia: pasar de la órbita norteamericana a otro eje conformado por China, Rusia y otros países y, en forma muy curiosa y que merece capítulo aparte, a Cuba. Ni el encuadre económico del gobierno, caracterizado estructuralmente por una reafirmación de la enfermedad holandesa, ni su perfil político apuntan a la autonomía. Las consignas socialistas, democráticas y por la independencia nacional y la “patria”, son aquí, si es que deben ser medidas por sus resultados, discurso vacío,  estafa política, nada más. Hoy el país es más dependiente que nunca y en forma incluso más indigna.

Por lo tanto, es fácil sostener que al decretar el alza en el precio de la gasolina y la nueva devaluación para 2014[xxiii], el resultado para Venezuela es añadir más caos a la desgracia: gasolina más cara, mayor inflación[xxiv] y mayor devaluación[xxv], caídas adicionales de la producción, mayor desabastecimiento y aumento de la pobreza. Un solo ganador se perfila en este entorno: el gobierno. La medida está sellada por su propio fracaso porque el gobierno se inspira en propósitos fiscalistas y nada más: espera obtener más bolívares por cada dólar del petróleo para financiar su déficit público, haciendo honor a su propia “enfermedad holandesa”. La mejor prueba de lo que decimos quizá ocurra y la veríamos inmediatamente todos si es que el precio del barril de petróleo aumentara mágicamente este año 2015. En los cálculos del gobierno si el ingreso petrolero alcanzara para mantener congelados todos los precios –incluida la gasolina– y el tipo de cambio de la divisa, en esto consistiría toda su “política económica”: decidir el gasto. Esto es lo que queremos decir cuando afirmamos que el gobierno ha hecho de la enfermedad holandesa el núcleo central de su estrategia económica.

Los ingresos externos – más de un millón de millones de dólares[xxvi]–  no alcanzaron y no alcanzarán, y como la dependencia del ingreso petrolero es total y las políticas fiscales y monetarias son expansivas, la inflación y la pobreza serán el resultado inevitable. Un gasto desmedido y sin contraparte en la producción, una  expansión irresponsable de la liquidez monetaria[xxvii] y la eliminación casi total del parque industrial, no podían tener otro destino. Esto es todo lo que puede mostrar el socialismo del siglo xxi en materia económica. Los elementos que enraízan en esta conducta son idénticamente iguales a aquellos que caracterizan al capitalismo tardío llevados a su apoteosis superior: positivismo, funcionalismo, determinismo y un desprecio absoluto por la democracia y los ciudadanos. Un vulgar proyecto de vocación totalitaria, nada más. Otra oportunidad perdida.

[i] mbd = miles de barriles diarios. Un barril de petróleo contiene aproximadamente 159 litros.

[ii] http://www.eluniversal.com/opinion/130902/por-que-escasean-los-dolares

[iii] http://w2.df.cl/pib-de-chile-pierde-us-1-600-millones-en-los-ultimos-dos-anos-por-mayor-costo-de-energia-electrica/prontus_df/2013-08-30/220119.html.

[iv] Noruega, por ejemplo, en 2010 dedicó 6,9% del PIB al gasto en educación: http://datos.bancomundial.org/indicador/SE.XPD.TOTL.GD.ZS.

[v] http://www.minci.gob.ve/2012/09/venezuela-cerrara-el-2012-con-400-mil-millones-de-pib/.

[vi] Puede uno hacer las preguntas de siempre: ¿qué pudo haberse hecho con este dinero en lugar de subsidiar?, ¿a quién efectivamente se está subsidiando?, ¿qué efectos a largo plazo tiene el subsidio sobre la orientación del aparato productivo?, ¿apunta el subsidio a mejorar la productividad? Todo subsidio deforma los precios y los perfiles de la demanda agregada, entonces, ¿cuál es el efecto neto a largo plazo de éste subsidio concreto? Ver http://www.eluniversal.com/economia/130402/estiman-que-el-pais-destino-55-del-pib-a-subsidiar-combustibles-imp.

[vii] “José Guerra, catedrático de la pública Universidad Central de Venezuela, precisó que las reservas totales del BCV cerraron el 31 de diciembre de 2012 en 29 mil 887 millones de dólares, y al 30 de octubre de 2013, alcanzan 21 mil 382 millones de dólares”. Ver http://www.descifrado.com/2013/11/economia/bajaron-reservas-internacionales-3/.

[viii] http://prodavinci.com/2013/11/29/economia-y-negocios/vende-venezuela-el-barril-de-petroleo-a-precio-justo-por-marianna-parraga-y-enrique-andres-pretel/.

[ix] Piero Sraffa, importante economista italiano, 1898 – 1983. Desarrolló una crítica devastadora a la teoría económica y aportes muy valiosos para una discusión de las teorías del valor, tarea que sigue pendiente.

[x] “Las distorsiones del precio de la gasolina son tan grandes que (…) el precio que los conductores pagan por la gasolina y el diesel hoy en día apenas cubre una porción del margen de comercialización del expendedor. Pdvsa les entrega la gasolina sin cobro de por medio y una factura que ellos sólo utilizan para calcular mensualmente la diferencia que Pdvsa debe pagarles para cubrir su margen completo. Es decir, Pdvsa de facto le paga al expendedor para que los conductores puedan surtirse sin cobrar ni un centavo por el producto que está dejando en los tanques”. Ver: http://prodavinci.com/blogs/cual-es-el-verdadero-costo-de-produccion-de-la-gasolina-en-venezuela-por-marianna-parraga/.

[xi] http://prodavinci.com/2013/11/29/economia-y-negocios/vende-venezuela-el-barril-de-petroleo-a-precio-justo-por-marianna-parraga-y-enrique-andres-pretel/.

[xii] http://prodavinci.com/2013/11/29/economia-y-negocios/vende-venezuela-el-barril-de-petroleo-a-precio-justo-por-marianna-parraga-y-enrique-andres-pretel/.

[xiii] Pdvsa empleó históricamente un cifra entre 30 y 40 mil empleados; y para 2013 empleó 130.000 trabajadores: http://eltiempo.com.ve/locales/puertocruz/laboral/parica-corrientes-internas-chavistas-entorpecen-negociacion-de-petroleros/120430. Si se considera la caída en la producción y las actividades ajenas a la industria la cifra de personal en exceso podría ser superior a los dos tercios del total.

[xiv] No apliquemos el mismo reclamo, sin embargo, respecto a un nutrido número de investigadores venezolanos que han dedicado esfuerzos importantes a tratar el tema, entre otros, Rómulo Betancourt, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Arturo Uslar Pietri, Héctor Silva Michelena, Domingo Maza Zavala, Asdrúbal Baptista, Bernard Mommer, Fernando Coronil Imber, Moises Naim, Luis Pedro España, Emeterio Gómez, Policarpo Rodríguez, Diego Bautista Urbaneja.

[xv] Venezuela ocupó el puesto 134 entre 148 países en el índice de competitividad global que establece el Foro Económico Mundial.

[xvi] ¿Cómo salir del estancamiento? Reportaje. Víctor Álvarez, El Mundo, 2013.

[xvii] El Nacional, sábado 4 de enero de 2014, cuerpo 1, página 3, “Créditos para salarios aumentaron en 55% en 2013”: “El gasto total en sueldos de 2013 fue de 203,8 millardos de bolívares”.

[xviii] Por ejemplo, hablemos de “arroz, café, maíz y azúcar; rubros todos en los cuales el país no solamente se autoabasteció sino que incluso en algunos casos exportaba. En 2012 se importaron 3.759.666 millones de toneladas de estos productos, por un valor total de $1,266,500,000 (mil doscientos sesenta y seis millones quinientos mil dólares). Con los datos de productividad y la información de los países de origen de tales importaciones, podemos formarnos una idea de la superficie sembrada requerida para tales producciones. Pues bien, los cálculos arrojan que las hectáreas sembradas en otros países para proveer a Venezuela fueron 613.692”. Ver: https://www.academia.edu/4213511/La_economia_venezolana_analisis_de_coyuntura_junio_2013.

[xix] Venezuela paga por “servicios profesionales” a Cuba por la Misión Barrio Adentro, unos $7.0 miles de millones anuales.

[xx] El acuerdo de Petrocaribe hace que no se cobren 250.000 bdp o $9.0 miles de millones al año.

[xxi] Las cifras incómodas de Maduro. Reportaje. Dámaso Jiménez, El Universal, 25 de junio de 2013.

[xxii] Hasta el mes de octubre de 2013 y por más de un año, fue un alarde el hecho de que las líneas aéreas internacionales desde el exterior alentaron o no impidieron que sus clientes compraran boletos aéreos desde sus países con emisión de los mismos en Venezuela; dado el control de divisas vigente en Venezuela, esta operación permitía que aquellas aerolíneas exigieran luego “expatriar” estas divisas al tipo de cambio preferencial de Bs/$ 6,30, con una pérdida de divisas para Venezuela que podría ser superior a $1,500,000. La operación fue prohibida por el gobierno venezolano en octubre, pero ¿por qué no se prohibió antes, siendo que era vox populi la anómala operación? Hay que añadir que esta situación perjudicó no solamente a los verdaderos pasajeros venezolanos, sino a las empresas y empleados de las empresas venezolanas.

[xxiii] El Universal, sábado 4 de enero de 2014, cuerpo 1, página 5, “Pdvsa venderá divisas para proyectos a la tasa del Sicad”. Esta tasa en la última subasta alcanzó Bs. 11,50 por dólar. Así que al compararla con la tasa anterior de Bs/$ 6,30, la medida supone una devaluación de facto del 82,5%, aunque sólo para “las divisas que se orienten a las inversiones”. Pdvsa venderá pues divisas a dos paridades, las exportaciones de crudo a 6,30 y las de “inversión” a la tasa Sicad.

[xxiv] http://prodavinci.com/2014/01/04/economia-y-negocios/que-tan-alto-es-561-la-inflacion-en-venezuela-versus-el-mundo-por-barbara-lira/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+Prodavinci+%28Prodavinci%29.

[xxv] La devaluación predecible para 2014, “no será una devaluación cualquiera, sino una mayor que la del 46% aplicada el 8 de febrero de este año (2013)”. Ver http://www.descifrado.com/2013/11/economia/bajaron-reservas-internacionales-3/.

[xxvi] “Desde el año 1999 hasta el primer trimestre de 2013 el ingreso petrolero alcanzó la cifra de$720,174 millones de dólares, mientras el endeudamiento externo acumuló $105,656 millones de dólares y a esto hay que añadir el endeudamiento de Pdvsa de $142,696 millones de dólares. Sume y obtendrá la cifra de $968,526 millones de dólares”: https://www.academia.edu/4213511/La_economia_venezolana_analisis_de_coyuntura_junio_2013. Las cifras correspondientes para este momento, enero 2014, son todas superiores y su total mucho mayor del millón de millones de dólares, claro está.

[xxvii] Para octubre de 2013, el exceso en la liquidez monetaria alcanzó Bs. 82,8 millardos. Vino entonces un aumento del encaje legal de 19% a 22% y se aumentó el monto autorizado a la banca para operaciones de compra de bonos del BCV. El resultado fue que el excedente de liquidez se redujo hasta Bs. 59,4 millardos. En 4 días, sin embargo, volvió a crecer hasta Bs. 68,5 millardos. La liquidez para octubre 2013 había aumentado en 12 meses en 66%. Entre agosto y octubre el BCV fabricó  Bs. 59 millardos de dinero inorgánico. El total inyectado por esta vía es de Bs. 303,67 millardos. Ver El Universal, 6 de noviembre de 2013, página 1-6.

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