Petróleo: la estabilidad tiene un precio

El rebrote del conflicto en Irak dispara las alarmas en el mercado internacional del petróleo
La posibilidad de una escalada militar en el corazón de una región tan crítica como Oriente Medio hace temer un nuevo episodio de tensiones petroleras. No es para menos: Irak es el octavo productor mundial de petróleo (3,4% de la producción global) y proporcionó el grueso del incremento de la producción de crudo de la OPEP entre 2008 y 2013. No obstante, no es menos cierto que, en ese mismo periodo, el aumento de la extracción en EE. UU. y Canadá fue cinco veces mayor que en Irak.

Tal vez por esto, la subida del Brent de 108 a 114 dó­lares en la ter­cera se­mana de julio puede con­si­de­rarse mo­de­rada en com­pa­ra­ción con los es­pec­ta­cu­lares re­puntes que tu­vieron lugar en epi­so­dios bé­licos del pa­sado. Y es que, si bien la tor­menta iraquí puede marcar los al­ti­bajos del precio del pe­tróleo en lo que queda de 2014, las ten­den­cias de fondo apuntan a una evo­lu­ción re­la­ti­va­mente tran­quila du­rante los pró­ximos años. Esto no quiere decir que es­temos an­ti­ci­pando un pe­tróleo ba­rato: el Brent sigue cerca de sus má­ximos his­tó­ricos tanto en tér­minos no­mi­nales como reales, y lo con­ti­nuará es­tando. Es de­cir, nuestra ex­pec­ta­tiva es que se­gui­remos te­niendo un pe­tróleo caro pero sin grandes os­ci­la­cio­nes. Las causas de esta es­ta­bi­li­dad, iné­dita du­rante dé­ca­das, se en­cuen­tran en cam­bios ope­rados tanto en la oferta como en la de­manda. Por el lado de la oferta, los úl­timos años se ca­rac­te­rizan por la apa­ri­ción de nuevas áreas de ex­trac­ción fuera del ám­bito de la OPEP. Por la de­manda, son claves las trans­for­ma­ciones de China y la India en tanto que grandes con­su­mi­dores de ener­gía, en par­ti­cular su cre­ciente uso de otras fuentes de ener­gía, como la hi­dro­eléc­trica y el gas na­tu­ral.

La via­bi­lidad téc­nica de ex­traer pe­tróleo de ya­ci­mientos al­ter­na­tivos a los de Oriente Medio está ha­ciendo que las re­servas crezcan más que el con­sumo. Si el con­sumo mun­dial de pe­tróleo subió un 17% entre 2000 y 2012, las re­servas au­men­taron más de un 60% (el con­sumo su­puso un 7,6% de las re­servas mun­diales en 2002 y solo un 5,9% en 2012). Pero este in­cre­mento de las re­servas no ha traído con­sigo un aba­ra­ta­miento del Brent, ya que el precio pro­medio en 2013 tri­pli­caba el de 2000 (deflactado por el de­flactor del PIB es­ta­dou­ni­den­se). ¿Por qué? La razón está en que para ex­traer pe­tróleo en las nuevas zonas hay que uti­lizar téc­nicas cos­tosas y con­ta­mi­nantes como la frac­tu­ra­ción hi­dráu­lica (fracking), que ob­tiene el pe­tróleo y el gas in­crus­tados en las capas de es­quisto (shale) del sub­suelo. Este alto coste de ex­trac­ción, en com­pa­ra­ción con los mé­todos tra­di­cio­na­les, hace que la ex­plo­ta­ción de estos ya­ci­mientos solo sea ren­table con un pe­tróleo caro. Si los pre­cios ba­jan, la ex­trac­ción ya no es ren­table y se re­duce la oferta, lo que pone un suelo re­la­ti­va­mente ele­vado al precio del pe­tró­leo. Pero cuando el pe­tróleo se en­ca­rece, la ex­trac­ción sí sale a cuenta. Consecuentemente, la oferta au­menta y pone un techo a los pre­cios.

La di­ver­si­fi­ca­ción geo­grá­fica de los ya­ci­mientos tam­bién juega a favor de la con­ten­ción de los pre­cios, ya que re­duce el riesgo geo­po­lí­tico. EE. UU. y Canadá son el mejor ex­po­nente de esta mayor oferta. Gracias al frac­king, ambos países in­cre­men­taron su pro­duc­ción de crudo desde 11,9 mi­llones de ba­rriles dia­rios en 2008 hasta 16,4 mi­llones en 2013. La re­le­vancia de estas ci­fras es enorme. Por un lado, ya aportan el 18,2% de la pro­duc­ción global en tér­minos ab­so­lu­tos. Por otro lado, con­tri­bu­yeron en un 80% al cre­ci­miento de la oferta global del pe­riodo. Esto les otorga una ca­pa­cidad cada vez más sig­ni­fi­ca­tiva como re­gu­la­dores del precio in­ter­na­cional del crudo, un papel que, hasta hace poco, es­taba re­ser­vado a Arabia Saudí (11,6 mi­llones de ba­rriles dia­rios en 2013). Una prueba de esta mayor fle­xi­bi­lidad nor­te­ame­ri­cana es que la his­tó­rica ten­dencia al­cista del por­cen­taje del con­sumo de crudo cu­bierta con im­por­ta­ciones ha pa­sado a ser ba­jista desde 2008.

Las pautas de de­manda glo­bales tam­bién apuntan a un precio es­table del pe­tró­leo. El factor que más ha afec­tado a la de­manda global de crudo en la úl­tima dé­cada ha sido la emer­gencia de China y la India (Chindia) como grandes con­su­mi­dores de ener­gía, al hilo de su rá­pido cre­ci­miento eco­nó­mico. Se es­tima que Chindia con­tri­buirá en un 60% al in­cre­mento del con­sumo mun­dial de pe­tróleo entre 2010 y 2020. Esta in­fluencia de Chindia no es nueva: es un gran im­por­tador neto de pe­tróleo desde hace años, y la ex­plo­siva ace­le­ra­ción de la cuota que re­pre­sentan sus im­por­ta­ciones res­pecto al total mun­dial desde 2004 va en pa­ra­lelo con las subidas del precio del pe­tróleo entre ese año y 2011 (la ex­cep­ción es 2009, mo­mento de crisis pro­funda del co­mercio in­ter­na­cional ante la Gran Recesión). Esto su­giere un fuerte vínculo entre la de­manda de im­por­ta­ciones de pe­tróleo de Chindia y el precio del crudo.

Sin em­bargo, los cam­bios que se per­filan en la es­truc­tura ener­gé­tica de Chindia se in­clinan en la di­rec­ción de un es­ce­nario de evo­lu­ción tran­quila del precio del crudo, gra­cias a un fe­nó­meno muy po­de­roso: la uti­li­za­ción en estos países del gas na­tural (con un menor coste en in­ver­sión ex­trac­tiva) y las ener­gías hi­dro­eléc­trica y nu­clear (que se be­ne­fi­cian de los pro­gresos tec­no­ló­gicos en las pres­ta­ciones de al­ma­ce­na­miento de las ba­te­rías y de un menor im­pacto con­ta­mi­nante) cre­cerá más que la de pe­tróleo entre 2010 y 2020. Es cierto que la re­duc­ción del peso del carbón (una fuente de energía es­pe­cial­mente su­cia) desde el 65% de las ne­ce­si­dades ener­gé­ticas de Chindia en 2010 hasta el 60% en 2020 será cu­bierta en parte por el pe­tró­leo. Pero el primer efecto do­mina sobre este se­gundo, de modo que el peso de los com­bus­ti­bles pe­tro­lí­feros dis­mi­nuirá (del 20,6% al 19,3% del to­tal), mien­tras que su­birá el del gas na­tural (del 4,9% al 5,6%), y so­bre­todo el de las ener­gías hi­dro­eléc­trica y nu­clear (del 9% al 15%). Estas ci­fras pueden pa­recer mo­des­tas, pero en tér­minos de las tasas de cre­ci­miento im­plí­citas su­ponen grandes va­ria­ciones en la di­ná­mica del pai­saje ener­gé­tico.

De he­cho, estas pautas de trans­for­ma­ción en la es­truc­tura ener­gé­tica de Chindia se ob­ser­varán tam­bién a nivel glo­bal. Ciertamente, de ma­nera menos acu­sada, pero su­fi­ciente para apoyar el es­ce­nario de es­ta­bi­lidad re­la­tiva en el precio del crudo. Otro factor que con­tri­buirá es el menor cre­ci­miento eco­nó­mico de EE. UU. y, es­pe­cial­mente, Europa, en com­pa­ra­ción con el de las eco­no­mías emer­gen­tes. Como el pe­tróleo tiene un peso mayor en la co­ber­tura de las ne­ce­si­dades ener­gé­ticas de EE. UU. y la Europa oc­ci­dental (39% y 37%, res­pec­ti­va­mente, en 2010) que en las de Asia emer­gente (25%), este cre­ci­miento re­la­tivo in­fe­rior hará que, en con­junto, la de­manda de pe­tróleo suba menos que la de energía hi­dro­eléc­trica, gas na­tural y nu­clear.

Los prin­ci­pales acon­te­ci­mientos que po­drían des­viarnos de nuestro es­ce­nario de pe­tróleo caro pero es­table son tres, uno apun­taría al alza, otro a la baja y el ter­cero es de signo am­bi­guo. En primer lu­gar, si las ten­siones de Oriente Medio acaban por des­es­ta­bi­lizar a Arabia Saudí, los efectos sobre la oferta acre­cen­ta­rían su orden de mag­nitud y el pe­tróleo se en­ca­re­cería no­ta­ble­mente. En se­gundo, a pesar de que China se ve obli­gada a im­portar la mitad del pe­tróleo que con­sume, si sus pro­yectos de ex­trac­ción en tierra y mar con­si­guieran un au­mento no­table de la pro­duc­ción, en­tonces po­dríamos asistir a un cierto aba­ra­ta­miento del crudo. Y en tercer lu­gar, aunque en menor me­dida, tam­bién po­drían ejercer cierta in­fluencia as­pectos cí­clicos como una des­ace­le­ra­ción de la eco­nomía china menos suave de la pre­vista o, en sen­tido opuesto, una ace­le­ra­ción de la ac­ti­vidad en las eco­no­mías avan­za­das.

Jordi Singla Martínez - Departamento de Economía Internacional, Área de Estudios y Análisis Económico, "la Caixa"
Petróleo: la estabilidad tiene un precio Petróleo: la estabilidad tiene un precio Reviewed by luis on 7/25/2014 Rating: 5

Sigueme en Youtube y gana una camara


Para mas videos y suscribirte al canal 
Publicado por los Editores. Con la tecnología de Blogger.