México SA: Pemex: terapia intensiva
Bisturí en mano, el nuevo director de Petróleos Mexicanos, José Antonio González Anaya, metió a la ex paraestatal a terapia intensiva y, con esa dinámica, llega a realizar el trabajo de asepsia, corte y confección que Emilio Lozoya y el consejo de administración alegremente dejaron pasar a lo largo de la primera mitad del sexenio peñanietista, y de esto último da puntual cuenta el informe financiero de 2015 –divulgado ayer– que, en los hechos, es un interminable inventario de números rojos.
Entre estos últimos que destaca el relativo a la pérdida neta de la petrolera: 521 mil 607 millones de pesos, casi el doble con respecto a 2014). Desde luego que tales pérdidas no hubieran sido posibles sin la carga fiscal que asfixia a Pemex y la devaluación del peso. Lo cierto es que en 2015 los impuestos, derechos y aprovechamientos pagados por la petrolera a la Secretaría de Hacienda fueron equivalentes al 400 por ciento del rendimiento de operación, es decir, tres tantos más que en 2014, de tal suerte que con “reforma” o sin ella acabar con la brutal ordeña de Petróleos Mexicanos nunca ha estado en los planes gubernamentales.
Como advierte el informe 2015, “a pesar de que el régimen fiscal de Pemex a partir del primero de enero de 2015 está más alineado con el resto de la industria, la empresa aún no puede deducir la totalidad de sus costos y gastos de operación en el cálculo de impuestos y derechos. Como consecuencia, el pago de impuestos y derechos ha sido mayor al rendimiento de operación y al rendimiento antes de impuestos y derechos desde 1998 de manera consistente, siendo la única excepción 2006, año en el que la deducción permitida se actualizó. Hacia adelante, es deseable que el régimen fiscal que le aplique a Pemex sea comparable con el de otras empresas del sector. El que todos los participantes de la industria de petróleo y gas en México cuenten con las mismas reglas del juego es un elemento indispensable para que la reforma energética rinda todos los frutos esperados”.
Pero bueno, de entrada la ahora empresa productiva del Estado reduce su plataforma de producción 100 mil barriles de crudo por día (casi el 10 por ciento de la exportación) y deja para mejores tiempos su eventual participación en la búsqueda del “tesorito enterrado” (el petróleo en aguas ultra profundas). De igual forma, cancela, replantea y/o difiere inversiones por cerca de 65 mil millones de pesos; reduce costos por un monto estimado en alrededor de 29 mil millones, y ajusta su gasto de operación en 6 mil 200 millones. El recorte presupuestal es brutal (100 mil millones de pesos, y contando).
Pemex lo sintetiza de la siguiente manera: “para hacer frente la situación se diseñó un programa de ajuste que tuviera como prioridad no afectar la viabilidad de la empresa a largo plazo, con los siguientes criterios: preservar la seguridad del personal y mantener la integridad de las instalaciones de la empresa; utilizar al máximo los nuevos instrumentos y figuras que permite la reforma energética para atraer inversiones; hacer frente a los compromisos laborales y financieros de la empresa, y mantener, en la medida de lo posible, la plataforma de producción de hidrocarburos de este año, estabilizando los niveles de producción en el mediano y largo plazos”.
La empresa productiva del Estado detalla que “las tres principales líneas de ajuste en el corporativo y en todas las empresas subsidiarias de Petróleos Mexicanos, de acuerdo con el plan aprobado por el consejo de administración el pasado 26 de febrero, son: generar eficiencias y reducir costos para incrementar la productividad en la operación y promover un uso racional de los recursos por un total estimado de 29 mil millones de pesos; diferir y replantear inversiones comprometiendo lo menos posible la producción futura en función de su rentabilidad y disponibilidad de recursos por aproximadamente 65 mil millones de pesos, y ajustar el gasto de operación e inversión a la caída de 25 dólares en el precio promedio del barril de crudo, a fin de canalizar los recursos hacia proyectos rentables con los precios actuales. Este ajuste representa 6.2 mil millones de pesos y siguió dos criterios: que las inversiones diferidas no fueran rentables a los precios actuales del petróleo y que no afectaran proyectos que ya estuvieran produciendo en 2016”.
Este ajuste por 100 mil millones de pesos, reconoce Petróleos Mexicanos, “permitirá la consolidación como empresa productiva del Estado, aprovechando al máximo los nuevos mecanismos creados por la reforma energética para establecer alianzas estratégicas con otras empresas. Estos mecanismos dotan a Pemex de una gran flexibilidad para determinar las mejores condiciones de alianza en función de los dos mandatos establecidos en la ley e instruidos por el presidente: generar utilidad a la empresa y valor al país”.
Para la nueva directiva del consorcio petrolero, Pemex “tiene un problema de liquidez y no de solvencia. Este ajuste no debilita a la empresa, sino que fortalece sus perspectivas de largo plazo. Las medidas que serán implementadas en los próximos meses le permitirán a Petróleos Mexicanos superar la difícil coyuntura para consolidarse a futuro como una verdadera empresa productiva del Estado y continuar siendo, como lo ha sido por casi 80 años, la empresa emblemática de México”.
Como parte del esquema de “rescate”, en Pemex se considera la factibilidad de “monetizar activos” (léase deshacerse de ellos), utilizar esquemas de financiamiento como la llamada Fibra E (Fideicomiso de Inversión en Energía e Infraestructura) y “asociaciones para compartir riesgo”. La estrategia incluye “buscar, junto con la Secretaría de Hacienda, nuevos esquemas para una posible capitalización”, y este puede ser uno de los asuntos más delicados, porque dicha dependencia no entiende razones: simplemente quiere dinero, y arrasa sin más.
Sobre la creciente rebelión en contra de Pemex por falta de pago, la ex paraestatal reconoce que mantiene una deuda con proveedores cercana a 147 mil millones de pesos, lo que a su vez promueve una reacción en cadena, porque tales proveedores tampoco pueden pagar a los suyos, y éstos a los propios, y etcétera, etcétera. Sin embargo, el consorcio petrolero adelantó que “ya se han pagado 20 mil millones y estamos trabajando con la Secretaría de Hacienda para buscar esquemas y mecanismos alternos para resolver este problema cuanto antes” (La Jornada, Israel Rodríguez).
Fuente: Carlos Fernandez Vega
Entre estos últimos que destaca el relativo a la pérdida neta de la petrolera: 521 mil 607 millones de pesos, casi el doble con respecto a 2014). Desde luego que tales pérdidas no hubieran sido posibles sin la carga fiscal que asfixia a Pemex y la devaluación del peso. Lo cierto es que en 2015 los impuestos, derechos y aprovechamientos pagados por la petrolera a la Secretaría de Hacienda fueron equivalentes al 400 por ciento del rendimiento de operación, es decir, tres tantos más que en 2014, de tal suerte que con “reforma” o sin ella acabar con la brutal ordeña de Petróleos Mexicanos nunca ha estado en los planes gubernamentales.
Como advierte el informe 2015, “a pesar de que el régimen fiscal de Pemex a partir del primero de enero de 2015 está más alineado con el resto de la industria, la empresa aún no puede deducir la totalidad de sus costos y gastos de operación en el cálculo de impuestos y derechos. Como consecuencia, el pago de impuestos y derechos ha sido mayor al rendimiento de operación y al rendimiento antes de impuestos y derechos desde 1998 de manera consistente, siendo la única excepción 2006, año en el que la deducción permitida se actualizó. Hacia adelante, es deseable que el régimen fiscal que le aplique a Pemex sea comparable con el de otras empresas del sector. El que todos los participantes de la industria de petróleo y gas en México cuenten con las mismas reglas del juego es un elemento indispensable para que la reforma energética rinda todos los frutos esperados”.
Pero bueno, de entrada la ahora empresa productiva del Estado reduce su plataforma de producción 100 mil barriles de crudo por día (casi el 10 por ciento de la exportación) y deja para mejores tiempos su eventual participación en la búsqueda del “tesorito enterrado” (el petróleo en aguas ultra profundas). De igual forma, cancela, replantea y/o difiere inversiones por cerca de 65 mil millones de pesos; reduce costos por un monto estimado en alrededor de 29 mil millones, y ajusta su gasto de operación en 6 mil 200 millones. El recorte presupuestal es brutal (100 mil millones de pesos, y contando).
Pemex lo sintetiza de la siguiente manera: “para hacer frente la situación se diseñó un programa de ajuste que tuviera como prioridad no afectar la viabilidad de la empresa a largo plazo, con los siguientes criterios: preservar la seguridad del personal y mantener la integridad de las instalaciones de la empresa; utilizar al máximo los nuevos instrumentos y figuras que permite la reforma energética para atraer inversiones; hacer frente a los compromisos laborales y financieros de la empresa, y mantener, en la medida de lo posible, la plataforma de producción de hidrocarburos de este año, estabilizando los niveles de producción en el mediano y largo plazos”.
La empresa productiva del Estado detalla que “las tres principales líneas de ajuste en el corporativo y en todas las empresas subsidiarias de Petróleos Mexicanos, de acuerdo con el plan aprobado por el consejo de administración el pasado 26 de febrero, son: generar eficiencias y reducir costos para incrementar la productividad en la operación y promover un uso racional de los recursos por un total estimado de 29 mil millones de pesos; diferir y replantear inversiones comprometiendo lo menos posible la producción futura en función de su rentabilidad y disponibilidad de recursos por aproximadamente 65 mil millones de pesos, y ajustar el gasto de operación e inversión a la caída de 25 dólares en el precio promedio del barril de crudo, a fin de canalizar los recursos hacia proyectos rentables con los precios actuales. Este ajuste representa 6.2 mil millones de pesos y siguió dos criterios: que las inversiones diferidas no fueran rentables a los precios actuales del petróleo y que no afectaran proyectos que ya estuvieran produciendo en 2016”.
Este ajuste por 100 mil millones de pesos, reconoce Petróleos Mexicanos, “permitirá la consolidación como empresa productiva del Estado, aprovechando al máximo los nuevos mecanismos creados por la reforma energética para establecer alianzas estratégicas con otras empresas. Estos mecanismos dotan a Pemex de una gran flexibilidad para determinar las mejores condiciones de alianza en función de los dos mandatos establecidos en la ley e instruidos por el presidente: generar utilidad a la empresa y valor al país”.
Para la nueva directiva del consorcio petrolero, Pemex “tiene un problema de liquidez y no de solvencia. Este ajuste no debilita a la empresa, sino que fortalece sus perspectivas de largo plazo. Las medidas que serán implementadas en los próximos meses le permitirán a Petróleos Mexicanos superar la difícil coyuntura para consolidarse a futuro como una verdadera empresa productiva del Estado y continuar siendo, como lo ha sido por casi 80 años, la empresa emblemática de México”.
Como parte del esquema de “rescate”, en Pemex se considera la factibilidad de “monetizar activos” (léase deshacerse de ellos), utilizar esquemas de financiamiento como la llamada Fibra E (Fideicomiso de Inversión en Energía e Infraestructura) y “asociaciones para compartir riesgo”. La estrategia incluye “buscar, junto con la Secretaría de Hacienda, nuevos esquemas para una posible capitalización”, y este puede ser uno de los asuntos más delicados, porque dicha dependencia no entiende razones: simplemente quiere dinero, y arrasa sin más.
Sobre la creciente rebelión en contra de Pemex por falta de pago, la ex paraestatal reconoce que mantiene una deuda con proveedores cercana a 147 mil millones de pesos, lo que a su vez promueve una reacción en cadena, porque tales proveedores tampoco pueden pagar a los suyos, y éstos a los propios, y etcétera, etcétera. Sin embargo, el consorcio petrolero adelantó que “ya se han pagado 20 mil millones y estamos trabajando con la Secretaría de Hacienda para buscar esquemas y mecanismos alternos para resolver este problema cuanto antes” (La Jornada, Israel Rodríguez).
Fuente: Carlos Fernandez Vega
México SA: Pemex: terapia intensiva
Reviewed by Anónimo
on
3/01/2016
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