Sobre lo posible y lo imposible @DoubleplusUT #Especial
Todos los dictadores lo saben y todos lo olvidan: nada es imposible para los ciudadanos cuando se trata del país. La democracia es el único régimen que hace posible abordar la disociación entre poder y saber gobernar y esa es la esencia de la alternabilidad. El poder político de la comunidad tiene por eso que ser siempre indelegablemente mayor que el del gobernante de turno. El gobernante es un pasante y tiene que irse. Punto. Porque la democracia no vive en el estado, ni en los edificios, ni en las instituciones, ni las leyes y ni siquiera en las constituciones; sino en los ciudadanos, en la comunidad política, que en todo caso es quien pone el alma a todos esos artefactos y les da sentido.
Por eso, el poder instituyente de la comunidad política, cada vez que se propone, cambia de hecho aquello que “no se podía cambiar”, porque, aunque para los ciudadanos habrá -seguramente- cosas que no deban hacer, no habrá nada, léase bien, nada que, en cuanto a la sociedad que instituyen, no puedan hacer. Los tribunales, los militares, las ametralladoras y todos los poderes, mientras le duren al déspota, importan cero a la hora de la verdad. Para los ciudadanos, que algo no haya sido hecho es precisamente la condición para que pueda ser hecho; y así lo imposible se hace posible y, al final, se hará. Los chavistas deberían saberlo.
Esto, por supuesto y, en primer lugar, incluye cambiar al gobernante de turno y no sólo porque no haya mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, que, aunque cierto, no es el punto; es que cuando la gente se decide el poder se pulveriza: importa cero, no vale nada, es polvo. La prohibición, la autocensura, toda la represión, todo tiene un límite y ese límite lo ponen los ciudadanos. El poder no coacciona para siempre; y si lo que pretende el dictador es ordenar y ordenarnos a todos como a un rebaño de bípedos descerebrados al precio que sea y sin rendir cuentas, entonces es que se equivocó de país: eso es imposible, así no somos los venezolanos. ¿Se entendió?
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
@DoubleplusUT
En la Web:
Por eso, el poder instituyente de la comunidad política, cada vez que se propone, cambia de hecho aquello que “no se podía cambiar”, porque, aunque para los ciudadanos habrá -seguramente- cosas que no deban hacer, no habrá nada, léase bien, nada que, en cuanto a la sociedad que instituyen, no puedan hacer. Los tribunales, los militares, las ametralladoras y todos los poderes, mientras le duren al déspota, importan cero a la hora de la verdad. Para los ciudadanos, que algo no haya sido hecho es precisamente la condición para que pueda ser hecho; y así lo imposible se hace posible y, al final, se hará. Los chavistas deberían saberlo.
Esto, por supuesto y, en primer lugar, incluye cambiar al gobernante de turno y no sólo porque no haya mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, que, aunque cierto, no es el punto; es que cuando la gente se decide el poder se pulveriza: importa cero, no vale nada, es polvo. La prohibición, la autocensura, toda la represión, todo tiene un límite y ese límite lo ponen los ciudadanos. El poder no coacciona para siempre; y si lo que pretende el dictador es ordenar y ordenarnos a todos como a un rebaño de bípedos descerebrados al precio que sea y sin rendir cuentas, entonces es que se equivocó de país: eso es imposible, así no somos los venezolanos. ¿Se entendió?
Miguel Aponte
Profesor en la Universidad Central de Venezuela
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Reviewed by Anónimo
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4/23/2017
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